martes, 12 de julio de 2022

¡NUESTRA CASA COMÚN!

 

NUESTRA CASA COMÚN ES UNA SOLA.

En mundo “moderno” nos impone un sin número de posibilidades y oportunidades gracias al desarrollo científico, los descubrimientos por medio de la experimentación y el desarrollo de los modelos educativos que potencializan la ciencia. Sin embargo, dicho “desarrollo” ha fragmentado en gran medida la conciencia de los seres humanos, la idea desde el modelo capitalista con su interpretación neoliberal, en la competencia como primicia y la mercantilización de absolutamente todo lo que conocemos, ha generado un punto de quiebre y no retorno ante las graves afectaciones e impactos que nuestras interacciones interpersonales, culturales y con nuestro entorno han generado en el planeta.

Nos encontramos en un momento de la historia donde las urgencias ambientales se han equiparado con los desastres culturales y las diversas crisis humanas, es evidente el aire supremacista acompañado de falta de compasión por los demás seres vivos del planeta que propicia la especia humana, el irrespeto y la imposición sobre nuestro entorno natural, ha generado no solo el deterioro medioambiental, sino de la misma forma y en igual proporción el deterioro progresivo de la convivencia humana. La instrumentalización que ha generado el sistema capitalista con su modelo neoliberal ha conllevado a establecer seres humanos distantes de su propia realidad y la realidad de su entorno, apáticos ante las problemáticas singulares de sus iguales, pero aun mas apáticos y distantes de las problemáticas colectivas que enfrentamos como el cambio climático, ello conlleva a seres humanos sometidos a cimentar su propia autodestrucción como especie y la destrucción de su entorno natural con el que genera todas sus interacciones.

La convivencia pareciera lejana para el imaginario de muchos en cuanto a su estrecha relación con la ecología humana, pero nada mas errado pensar que la convivencia es un asunto explícitamente único de las interacciones interpersonales y culturales de los seres humanos entre sí mismos. La convivencia guarda estrecha relación con la ecología humana, desde la posibilidad de todas sus interacciones, es allí donde la convivencia permite configurar las nociones de tierra, territorio y territorialidad, expresadas en la profunda interacción que existe entre las construcciones culturales, las conductas interpersonales y el entorno en el que nos encontramos como seres humanos y con el cual interactuamos de manera cotidiana en el mismo.

Podríamos afirmar que la convivencia y la ecología humana se encuentran ligadas en los conceptos de tierra, territorio y territorialidad, se acompañan y conectan desde el principio de identidad humana, de apropiación y de configuración de poder en cuanto a un territorio en especial, ello ejerce una fuerte interacción entre la ecología humana y la convivencia, permitiendo asumir una postura de respeto a dichas interacciones o una postura de impacto negativo desde os seres humanos hacia nuestro entorno.

Desafortunadamente la segunda postura ha prevalecido y se ha intensificado en las ultimas décadas, la sobre explotación de nuestro entorno, el deterioro de nuestro medio ambiente, el aniquilamiento de especies entero de flora y fauna y muchos otros factores han desencadenado la imposibilidad de poder convivir de la mejor manera entre seres humanos y en constante interacción con nuestro entorno. Nos consume la falta de empatia y compasión, somos incapaces de reconocer lo valioso y bello de los demás y las cosas primordiales por encima de las urgentes; ello ha generado el daño irreparable a nuestro entorno traducido en el cambio climático.

Por las anteriores razones, se fundamenta que no puede existir una buena o sana convivencia entre seres humanos, sí esta no existe con nuestro entorno, tenemos una responsabilidad histórica como especie de no seguir replicando e intensificando los desaciertos que como especie hemos tenido a lo largo de nuestro devenir; es allí donde el ejercicio profesional como comunicadores no se debe limitar al ejercicio periodístico, debe fundamentarse en la educomunicación y desde allí en la educación ambiental como posibilidad de generar herramientas educomunicativas que permitan asimilar nuestra realidad, comunicar las problemáticas y las posibles soluciones a las mismas, con un amplio sentido de cuidado sobre el otro y nuestro entorno.

Nuestro ejercicio profesional debe estar cargado de un profundo interés por transformarlo todo, una profunda sensibilidad ante las necesidades comunicativas de los marginados, explotados y excluidos, teniendo la firme convicción de no volver a dar paso ya andados. Debemos ser vos y dar vos a quien no tiene vos, debemos ser profesionales integrales, interdisciplinarios que sean capaces de conjugar su ejercicio profesional con la educación ambiental y con la ecología humana desde el reconocimiento de nuestros impactos negativos a nuestro entorno, pero de igual manera la posibilidad de ser replicadores y dinamizadores de diversas búsquedas de soluciones hacia un equilibrio natural.

Somos capaces e vencer el individualismo y el egocentrismo que nos ha consumido durante décadas, nos encontramos en un punto de no retorno, donde la protección y cuidado de todo ser vivo recae en nosotros, podemos fortalecer propuestas respetuosas del medio ambiente y que busquen el equilibrio natural y humano, en nosotros está el cuidado de ¡Nuestra casa común!


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